Terminamos nuestro viaje de 2200 km a dedo y llegamos a nuestro destino: Ayr, en el norte de Queensland. Desde que dimos el primer paso en la ciudad sentimos que no es el lugar para nosotros. El clima es tropical, muy húmedo y caluroso, pero no es el clima, el comportamiento de las personas, no, aquí como todos los lugares en Australia las personas son educadas y generalmente agradables, el ejercito de mochileros, no, es muy agradable compartir con personas de todo el mundo y formamos parte de el, en Nueva Zelanda conocí a Benjamín en un hostal lleno de mochileros. Quizás fue la idea de que habíamos llegado a destino y de que dejábamos un viaje espectacular atrás, tampoco, ya que estaba muy contenta con la idea de trabajar en los campos de caña de azúcar. No hay ninguna razón para este sentimiento, Ayr es una de las muchas ciudades pequeñas, ordenadas y limpias típicas de Australia o Nueva Zelanda. De hecho se parece mucho a Blenheim, ciudad de la cual tengo los mejores recuerdos. No existe argumento racional para describir este sentimiento, pero es así, sentimos desde el primer momento que ese no era nuestro lugar.
He aprendido de mis viajes que la intuición es una buena brújula y se debe escuchar. Ayr no tiene nada de malo, solo sé que no es un lugar para nosotros. Mientras caminamos buscando un lugar para dormir en todos los hostales de la ciudad, algo confirmó nuestro presentimiento, no encontramos lugar alguno, están todos llenos desde hace meses, esperando la temporada de trabajo que recién comienza. Descubrimos el mundo de los “working hostels”, extraños lugares que no nos inspiran confianza.
Un working hostel es un hostal que encuentra trabajo para sus residentes, en general trabajos agrícolas, ellos organizan el transporte entre los trabajadores/mochileros y los lugares de trabajo. El gerente de uno de estos lugares nos explica que las reglas para vivir ahí son muy estrictas, algo que me recuerda a los trabajadores chinos que duermen en dormitorios junto a la fábrica donde se producen iPhones, en estos lugares la disciplina es abusiva y las condiciones de vida no son las mejores. El manager nos explica que la política de ruido es estricta y que después de las 10 de la noche las luces en las áreas comunes se apagan, 7 días a la semana, solo se puede hacer vida social en una mesa ubicada en la esquina mas alejada del lugar, según el a esto se debe el éxito ya que los agricultores contratan a las personas del este lugar por que descansan mas.
Puede sonar tentador y por eso atrae a tantas personas, tienes una cama y un trabajo, no suena mal, pero por experiencia ese tipo de combinación genera una alta utilidad para la empresa y el hostal, pero rara vez un real beneficio para el trabajador. En Ayr y en la región, este fenómeno es importante, llegando hasta un punto que buscar trabajo fuera de este círculo es bastante difícil.
En el caravan park donde finalmente pasamos la noche conocimos a dos canadienses, que nos explicaron un poco mas la situación, ellas trabajan en un packhouse (lugar donde se empacan alimentos) y encontraron el trabajo por su cuenta, pero nos dijeron: “hemos tenido mucha suerte, llegamos al lugar correcto en el momento adecuado, justo cuando nuestra jefa necesitaba trabajadores, pero todos nuestros compañeros vienen de working hostels, antes de eso recorrimos absolutamente todas las granjas buscando trabajo, sin éxito”. Así que, ¿es un trabajo “seguro”, cinco días a la semana? No realmente, las chicas canadienses y sus colegas suelen tener días muy breves ya que dependen del clima.
Las últimas dos semanas llovió mucho, por lo cual no trabajamos mas de un par de horas al día, durante ese tiempo no ahorramos, tenemos que seguir pagando el caravan park, la bencina y la comida que es lo básico. Pero por lo menos, es mas barato que un working hostel. Nuestros compañeros a veces gastan mas de lo que ganan.
Me recuerda a mi primer trabajo en Tauranga, Nueva Zelanda durante la cosecha de kiwis, el dueño del hostal me ofreció el trabajo. Cada día estaba lista a las 7 de la mañana, los mejores días trabajábamos solo unas horas y los peores esperábamos toda la mañana, con la eterna promesa de que al día siguiente trabajaríamos. Al cabo de una semana descubrimos que éramos el grupo de repuesto y nos llamaban solamente cuando había que terminar uno o mas bloques muy rápido. Nos enojamos y hablamos con el dueño, quien no estaba dispuesto a perder a sus “residentes”, nos ofreció otro trabajo. Al principio del viaje era bastante ingenua, por eso perdí unos 10 días en los que no ahorré y gané apenas lo suficiente para cubrir mis gastos. Aprendí que hay que tener cuidado con este tipo de ofertas, “vive aquí y puedes trabajar ahí”.
En Tauranga los hostales no estaban llenos, se necesitaba mano de obra, por eso el gerente tuvo el interés en solucionar el problema. La costa este de Australia está llena de mochileros con Working Holiday, buscando trabajo para ahorrar y seguir viajando. Algunos buscan trabajo en agricultura para extender su visa un segundo año (lo cual es posible solo para algunas nacionalidades). Los working hostels en Ayr estaban llenos un mes antes del inicio de la temporada, un mes donde los mochileros miraban el techo esperando trabajo. Si alguien se impacienta la respuesta es simple, “la puerta está abierta, tengo una lista de espera de personas que quieren ocupar tu lugar”. ¿Qué pasa si al final de la espera tu trabajo es malo? ¿Quién se preocupa, cuando hay una lista de personas esperando para tomar ese mismo trabajo? Me pregunto si los mochileros/trabajadores de Ayr salen ganando. ¿Pueden ahorrar? Si es así, ¿se ahorra tanto como lo harían fuera del sistema de los working hostels?
La respuesta es sencilla, una búsqueda rápida en internet me lleva a leer los testimonios de personas disgustadas con el sistema de los woking hostels, atrapadas entre las importantes sumas de dinero que pagaron en alojamiento y la necesitad de trabajar en el sector agrícola para extender la visa un segundo año, ¿Son todos así? Espero que no, pero les aconsejo que se mantengan alejados de estos lugares.
Con Benjamín decidimos seguir camino al norte, pero una y otra vez encontramos el mismo sistema. Además, por primera vez en Australia hacer dedo fue difícil, los tiempos de espera se dispararon, sumado a la increíble cantidad de insultos por parte de los conductores que recibimos. La sensación de que no era nuestro lugar fue creciendo, el presentimiento de que aquí no encontraríamos lo que buscábamos se acentuó hasta que decidimos hacer una locura, cruzar Australia hacia el oeste, cambiamos rumbo solamente por un presentimiento, sabíamos que recorreríamos fácil algunos miles de kilómetros a dedo por un sentimiento que ni siquiera podemos explicar. Misteriosamente, tan pronto como nos alejamos de la costa hacer dedo se volvió mucho mas fácil.
¿Y ustedes, que opinan de los working hostels?
Etiquetas: Queensland WHV Australia
2 Comments
Muy cierto! Los odiosos Working Hostels donde la mayoría cae de rebote ante la necesidad de conseguir un trabajo rápido. Esperemos que haya muchos más posteos como este, para que en un futuro cercano no exista más esa mafia.
Decí que en Nueva Zelanda no caimos en ninguno y nos quedamos en la casa de Bernie jajaj
Saludos!
Jota y Dani – Marcando el Polo Artículo reciente – Article récent Cómo es viajar a dedo (autostop) por Indonesia
Chicos, como va todo?
Ayer me pegué en su blog, lo leí casi todo, muy bueno. Ha pasado el tiempo desde Whitianga… que lindo verlos aún con la mochila, espero que nos encontremos por ahí.
Saludos