Nara es un lugar lindo, amistoso e increíblemente interesante. Tiene ciervos, linternas de piedra y templos, además de un buda gigante. Pero por sobre todo tiene ciervos.
De animal sagrado a tesoro natural
Nara fue la primera capital fija de Japón, la ciudad se llamaba Heijō-kyō. La leyenda cuenta que durante el siglo VIII, cuando la ciudad era aun muy joven, un dios montado en un ciervo blanco visito el lugar sobre el monte Mikasa. Por ese motivo los ciervos sika (shika en japonés) de este lugar son sagrados, son considerados como los protectores de la ciudad y mensajeros de los dioses.
Llego hasta tal punto que matar a un ciervo de Nara era castigado con la muerte.
Durante la segunda guerra mundial la población de ciervos disminuyo de 700 individuos a menos de 100, los japoneses por esos días tenían otras prioridades. Una vez terminada la guerra reglas estrictas fueron aplicadas a su protección y en 1957 los ciervos sika de Nara se convirtieron oficialmente en un tesoro natural nacional, un estatus que los ayudo mucho, ahora su población se estima en 1200 individuos.
Nara Park, cara a cara con Bambi
Los ciervos sika son bastante pequeños, de hecho no pensé que fueran ciervos. Supongo que si fueran mas grandes su estado de sagrado no hubiese sobrevivido a los siglos. Estos animales están bastante domesticados, incluso algunos se dejan abrazar por comida, no obstante siguen siendo animales salvajes e impredecibles, pueden ser agresivos. Carteles en distintos idiomas recuerdan a los turistas tener cuidado.
No es necesario ir muy lejos para encontrarlos, los encontraran en Nara Park y los templos adyacentes, muy cerca del centro de la ciudad.
De cerca son simplemente adorables, nivel gatito. Nos divertimos cuando se paraban en dos patas para comer las hojas de los arboles, nos enternecimos viendo sus grandes ojos, admiramos la elegancia de sus movimientos y nos sorprendimos con la textura de sus astas.
Pero lo que es aun mejor, los japoneses, cuya cultura otorga gran respeto a la cortesía, se interesan de sobremanera al movimiento de cabeza de los ciervos cuando son alimentados, pareciera que se inclinan muy cortésmente para dar las gracias.
Alimentar a los ciervos ¿es realmente una buena idea?
No creo que sea la única que se lo haya preguntado, después de todo, son animales salvajes. Cuando aprendí un poco mas sobre la relación entre los hombres y los ciervos me tranquilice, ya que es un aspecto cultural que vivirá por mucho tiempo, además concierne únicamente a una población bien definida de ciervos y si ha sobrevivido a mas de mil anos de interacción con los habitantes del área es una buena señal.
En Nara la densa población de animales es claramente gracias al cuidado y comida recibido por las personas. En invierno los ciervos dependen de gran manera en los alimentos recibidos. No porque son incapaces de alimentarse por si solos, sino mas bien por la cantidad de alimento disponible para la gran población. En la naturaleza se mantendría la población, pero con mucho menos individuos, como ocurrió durante la segunda guerra mundial.
Si no quieren alimentarlos y verlos solamente, no se preocupen ya que están por todos lados y no se asustan cuando alguien se acerca. Honestamente creo que disfruté mas tomándome el tiempo para simplemente observarlos, aunque también me gusto darles de comer.
Anaïs y yo, con nuestros amigos ciervos, una hermosa relación que duró el tiempo que se demoraron en comerse todas las galletas.
Algunos consejos para alimentarlos
Los ciervos también necesitan espacio, cuando se alejen de ustedes, déjenlos. He visto a varias personas que casi fueron mordidas por que tontamente no dejaron a un animal tranquilo para volver al grupo.
Hay que tener cuidado, especialmente con los niños. A nosotros no los sucedió, pero pueden volverse agresivos para conseguir una galleta, pueden golpear con las patas y cabeza o simplemente morder.
Cuando los alimenten, pueden decidir darles a probar algo mas, como el mapa de la ciudad o la correa de la cámara. Por supuesto esto es malo para el animal (y la cámara). No dejen que coman cualquier cosa y guarden bien sus pertenencias. Por favor no sean como el idiota que vimos dándole de comer folletos a los ciervos. Hay galletas especiales para ciervos, las pueden encontrar en el parque o cerca de los templos, solo cuestan 150 yenes.
Si no quieren comprar galletas para ciervos (deer biscuits)
Pueden hacer algo muy sencillo, los ciervos comen las hojas de algunos arboles. Busquen los arboles cuyas ramas bajas estén sin hojas y bajen las hojas mas altas, esas que los ciervos no alcanzan, tendrán un montón de ciervos amigos en segundos.
Un toque adorable a la ciudad
Como lo dije al principio de este articulo, Nara tiene otros atractivos, además de los ciervos. Ellos le dan el toque encantador a una ciudad encantadora cuyo patrimonio es impresionante (de eso hablare pronto). Me hubiese encantado visitar la ciudad solamente para ver los templos, el parque y el hermoso paisaje de montana. Pero son los ciervos de Nara que transformaron mi visita en uno de mis mejores recuerdos de Japón.
Etiquetas: turismo de vida silvestre
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