Visitamos las islas flotantes de los uros en el lago Titicaca en Perú, un lugar único en el mundo.
Aunque existen otras islas artificiales habitables, no creo que nada se compare a esto, por la antigüedad y por la originalidad.
Llevan varios siglos viviendo en estas islas hechas con totora, material que abunda en el lago. En estos momentos existen 84 islas hechas de totora donde viven aproximadamente 270 familias.
Es un verdadero espectáculo en el sentido mas literal de la palabra, ya que es un show turístico que en algunos momentos puede llegar a ser incomodo. Pero si viajan a Puno es algo que tienen que ver.
Visitar las islas sin guía
En todos los hostales de la ciudad ofrecen tours para conocer las islas, así como en las agencias de viaje, uno de estos tours puede costar alrededor de 60 soles por persona.
Pero por supuesto puedes ir por tu cuenta y pagar una fracción del precio.
En la entrada del puerto de Puno puedes comprar el boleto de ida y vuelta a las islas por 10 soles y antes de embarcar hay que pagar 5 soles por persona, esto es la entrada a las islas y va en directo beneficios de sus habitantes, hay que recordar que los uros viven casi exclusivamente del turismo.
Caminando en totora
La primera sensación al desembarcar en alguna de las islas es impresionante, al ser hechas de totora se siente como si estuvieras caminando sobre una cama muy suave. En el lugar nos recibió el presidente de la isla y nos invitó a tomar asiento, cabe mencionar que todo esta hecho de totora, las casas, los asientos, el mundo de los uros gira alrededor de esta planta.
Después de una pequeña explicación de cómo fabrican las islas y sobre lo difícil que es mantenerlas (cada 10 días tienen que instalar una nueva capa de totora), el presidente nos dividió en grupos pequeños de 4 personas y nos invitó a conocer las casas por dentro, hasta ahora todo esto es verdad, son las casas donde realmente viven estas personas. Las viviendas son pequeñas, de un solo ambiente, con una cama y algunas cosas. La mujer que nos enseño su hogar nos habló sobre el lugar casi 5 minutos y después nos invitó a ver sus artesanías.
En este momento es donde todo se vuelve incomodo, se supone que los uros viven del turismo y de las artesanías que ellos fabrican, pero lo que encontramos fue algo distinto. La mitad de las artesanías del lugar son de plástico, por supuesto todo fabricado en China y a precios elevadísimos, aunque existen algunas cosas hechas con lana y totora son fabricadas por ellos en el lugar, no deja de dar la sensación de estar en un lugar falso.
El discurso de la mujer se repite en todo el lugar: “por favor cómprenme algo, nosotros vivimos de esto, ayúdenos.”
Íbamos decididos a comprar algo, no por el hecho de que nos guste coleccionar recuerdos, sino por que leímos bastante acerca del lugar y efectivamente ellos viven de esto, son los que fabrican y mantienen las islas, además no es un lugar muy agradable para vivir, la humedad puede ser importante y provoca muchas enfermedades en la población local (por eso tienen que mantener el lugar cada 10 días, para mantenerlo seco), simplemente decidimos apoyar la economía local comprando algo que no necesitábamos. Anne compró un collar de plástico por 10 soles (estoy seguro que el precio real debe ser la quinta parte).
El negocio empieza
Después de comprar artesanías puedes caminar por la isla, la cual es muy pequeña por lo que no toma mas de 10 minutos. En un momento el presidente empezó a hablar de su Ferrari (un barco hecho de totora que puede llevar a unas 15 personas), en el se supone que todos se deben subir para conocer la “isla capital”, por supuesto para subirse hay que pagar otros 10 soles por persona y no es opcional como dicen antes de embarcar. Hablamos con el presidente y le dijimos que no íbamos a pagar los 10 soles, como respuesta el mismo discurso: -Es para la mantención de la isla, por favor ayúdenos. Al final decidimos embarcar ya que éramos, junto a una pareja canadiense, los únicos que quedábamos en la isla.
Antes de partir a la “isla capital” las habitantes de la isla cantaron algunas canciones de despedida en quechua, aymara, español y algo como ingles. La canción en español que eligieron fue “vamos a la playa”. Es bastante triste ver como estas mujeres montan un show para los turistas.
Al llegar a la otra isla, que no es mas que otro lugar donde venden artesanías, termina el viaje. Hay que esperar al bote para volver a Puno, con Anne ya estábamos aburridos del lugar y con una sensación de haber sido estafados, si hubiésemos sabido que íbamos a tener que pagar si o si el segundo bote de totora, no hubiésemos comprado nunca el collar del plástico.
¿Vale la pena visitar el lugar?
Es un lugar increíblemente turístico, donde los uros han sabido vencer al lago para reclamar un lugar donde vivir, creo que a un alto costo. Cada día tienen que montar un triste show para los turistas. Por supuesto es un lugar único que impresiona bastante.
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